FEM ciència?: ciències quàntiques
Entrevista a Jimena Canales
“Los demonios de la ciencia no se presentan como antítesis de los ángeles, sino que tienen su propio lugar.”
Jimena Canales és graduada en física i enginyeria per l’Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Monterrey (ITESM), Mèxic. Posteriorment va rebre un màster en història de la ciència per la Harvard University, Estats Units d’Amèrica. És doctora en història de la ciència per la mateixa universitat. Ha estat professora a la University of Illinois i a la Harvard University, així com al Internationales Kolleg für Kulturtechnikforschung und Medienphilosophie (IKKM), Alemanya. Actualment es la vicepresidenta del American Council of Learned Societies (ACLS). Ha escrit diferents llibres d’èxit com The Physicist and the Philosopher: Einstein, Bergson and the Debate That Changed Our Understanding of Time i Bedeviled: A Shadow History of Demons in Science (tots dos traduïts al castellà). Els seus temes d’estudi es centren en les relacions entre la física i les arts i les humanitats als segles XIX i XX. Per conèixer més a fons la seva activitat podeu consultar el següent enllaç.
En aquesta entrevista parlarem amb Jimena Canales sobre commemoracions científiques, binarisme i sobretot, sobre dimonis. L’entrevista és en castellà.
En tu formación como física e ingeniera fuiste consciente de sesgos de género? ¿Y en tu formación como historiadora de la ciencia? ¿Cuál dirías que es tu sesgo al estudiar la historia de la ciencia?
Los sesgos de género presentes me han afectado tanto como muchos otros, como los de clase. Todas las sociedades generalizan y estereotipan a veces atinadamente y otros de manera equivocada. El proceso de “blind peer-review” tras el cual publiqué mis primeros artículos sirvió para evadir algunos de estos prejuicios. Los primeros lectores que evaluaron mis artículos sin saber mi identidad se confundían ya que a veces asumían que estaban escritas por un hombre francés.
Lo interesante de la historia de la ciencia es que nos enseña cómo las categorías de clasificación que se usan ampliamente en nuestra sociedades tienen una historia social, económica, política y cultural. Muchos aspectos de las identidades modernas están conectadas al desarrollo de burocracias políticas con las que se fundaron los estados naciones. En mi caso se me clasifica como mujer, inmigrante, Mexicano-Americana en la escala más amplia, seguida por clasificaciones más finas forénsicas (edad, altura, color de piel, ojos, pelos) y demás (hasta llegar al DNA). Mi sesgo como historiadora de la ciencia no parte de ninguna de esas clasificaciones, más bien las complica al resaltar el origen y la contingencia de las categorías y los métodos de clasificación. Incluso mi trabajo se ha basado en un reto mayor, al centrarme en entender (no esas categorías que ciernan con obviedad) sino en cómo se sostienen en prácticas pequeñísimas y un tanto invisibles por ser comunes—como la medición científica—que rigen y hacen posible la vida moderna.